Vivienda unifamiliar entre medianeras

Obra Finalista en el  Premio de Arquitectura de Canarias - XIII Edición (Manuel de Oráa y Arcocha).




ARQUITECTO: Sabi Reyes Ortega crea|estudio
PROMOTOR: Privado
LOCALIZACIÓN: Tauro, 47. Las Palmas de Gran Canaria
FECHA: 2006




Se estudió expresamente la relación de la composición de la fachada y sus materiales, debido a la estrechez de la calle, típica del barrio donde nos encontramos  y la idiosincrasia del mismo, el cual no vive de la calle sino del patio y de la “azotea”, La Isleta (Gran Canaria).
Como respuesta a esta situación, el proyecto se presenta como un plano, como una tapia de cierre del espacio interior en el que se abre pequeños huecos a esa visión frontal.
El espacio interior de la vivienda se configura en torno a un vacío articulado de visiones cruzadas resolviendo el programa que solicitaba la promotora, una familia unida pero en el que padres e hijas querían disponer de su propio espacio para desarrollarse.
La precisión constructiva se hace necesaria en la búsqueda de la economía y la máxima simplicidad. Ajustada a los límites del solar, la pantalla de hormigón de la fachada se revuelve y nos invita a entrar, para ascender nuevamente detrás de la luz, desmaterializando los elementos portantes, creando una simbiosis de componentes, todos es uno, estructura, escalera, distribuidor, mueble.
La respuesta y las preguntas se vuelven “glocales” (Globalidad de un mundo local): cada solución se suma como un ladrillo más de un muro a un modus operandi general que va más allá de la relación con un lugar y con una necesidad, afrontando la cuestión del habitar, de la ocupación de un lugar, de llevar a cabo actos habituales en un espacio.



La edificación, adaptándose al programa, se desarrolla en tres plantas, un garaje en planta baja y la vivienda se desdobla en las dos plantas siguientes.
La luz refuerza la atracción hacia este espacio. De allí, se ejercen algunas vistas hacia la estancia que se sitúa al primer nivel. Del otro lado, la escalera se enciende a través de su receptáculo. Este juego de luz impulsa al habitante a utilizar la escalera y seguir el paseo.  “Continuer la promenade”.
La fachada trabaja con el vacío entre dos sólidos, una operación boleana.
La verticalidad de los huecos y de los montantes de madera que sujetan los estrechos vidrios por detrás de las mismas define un pórtico imponente al lado de una horizontalidad doméstica contemporánea, recordando la oposición teatral entre fachada de calle y de patio de la vivienda, ahora condensada en un espacio de profundidad mínima.
Es el alma del lugar lo que la mezcla de árido, arena, cemento y agua consigue atrapar, para dotarle a continuación de la dimensión, profundidad y ligereza deseadas.  
Formas predeterminadas, texturas robadas a otros materiales o la mayor resistencia son posibles por medio del hormigón.